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El Oeste americano según las superproducciones de Hollywood

Los indios tienen un modo muy curioso de atacar a los "rostros pálidos": Su táctica consiste siempre en un ataque frontal donde son blanco fácil para los rifles de sus enemigos y, una vez ha llegado al objetivo, se dedican a dar vueltas y vueltas alrededor de sus pobres víctimas.

Los indios no son muy buenos con los idiomas. Sobre todo en lo referente a la conjugación de los verbos.

Si es necesario ahorcar a alguien, nunca hay problema: Siempre habrá un único árbol dispuesto para ello en una enorme pradera.

En el Oeste todos los pueblos son iguales.

Cuando hay una abrevadero para caballos delante de un salón, más tarde o más temprano alguien se dará un baño en él.

Las celdas que hay en la oficina del sheriff siempre tienen un ventanuco que da a la calle, por el que a nadie se le ocurre facilitar armas al preso de turo, con lo fácil que sería.

En los bares del oeste sólo te sirven Whiskey. Eso sí, siempre hay como 200 marcas para hacer una pared hermosa llena de botellas, con vistas al tireteo de turno que habrá dentro del Salón.

Los indios siempre hacen acto de presencia en la zona de la batalla sobre una colina sobre la que se ponen todo en fila, tal vez con el objetivo de parecer un grupo más numero. Y aparecen todos al mismo al tiempo.

Si en un bar del oeste hay un montón de botellas en las vitrinas que están detrás del mostrador, podemos estar seguro de que va a ser muy difícil que lleguen intactas al final de la película.

Los caballos nunca se escapan, aunque el vaquero de turno tan sólo apoye las riendas sobre un palo.

Cuando un vaquero se quiere dar un baño en la bañera de un hotel, la bañero ya está llena de agua caliente esperando por él.

La chica más guapa del pueblo del oeste siempre es la dueña del saloon o del cabaret.

El héroe de la película nunca pierde al poker.

Los trenes nunca utilizan los depósitos que están dispuestos en su recorrido para repostar agua.

Si el bar tiene un barandilla en la escalera o en la parte superior, es seguro que en la próxima pelea alguien la roperá como si fuese papel.

Si el malo de la película sostiene un revólver en su mano dispuesto a cepillarse al bueno, éste siempre serán tan rápido sacando su arma como para pegarle un tiro en la mano al malo, que lo dejará desarmado.

El caballo del malo siempre corre menos.

Si nos muestran un primer plano de una lámpara de aceite en un establo, es seguro que vamos a tener un incendio.

Aunque el malo de la película entre al salón sólo, los 50 o 60 vaqueros que restan del salón se acobardan ante él, con lo fácil que sería que disparasen todos contra el malo.

Todos los indios protagonistas tiene ojos celestes impresionante, por más que sean morenos.

 

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